Prepárense para dos cosas: la primera, que vengo ofendida. Y la segunda, que esta entrada va a estar plagada de enlaces para que ustedes cliqueen a gusto y se entienda de qué hablo.
El acicate ha sido una persona con la que coincidí en la universidad y hace mucho que no veo en persona. Nos seguimos en Facebook y suele publicar reflexiones muy interesantes y con mucha guasa, como dicen en el sur. Transcribo parte de su última publicación:
<<Creo que ha llegado el momento de hacer oficial que los millennials ya han crecido y que el término que está despuntando para la generación actual es los «ofendiditos». Espero que alguien escriba un libro o empiece un blog sobre este tema, que da para mucho. Se puede empezar hablando del emoji ensalada al que hubo que quitar el huevo para no ofender a los veganos (…) y seguir directamente con el tema de los refranes que hay que eliminar por ofensas a animales (…). Nos estamos ofendiendo «por encima de nuestras posibilidades».>>
Recojo el guante, y empiezo diciendo que no doy crédito, ya que ni me había enterado de lo del emoji y los refranes. Aquí les dejo sendos enlaces para que se ilustren como he hecho yo: Google elimina el huevo de su emoji de ensalada para contentar a los veganos
Ayer mismo se supo que, aquí en Pamplona, el alcalde y la Junta de Portavoces van a cambiar el nombre de una de las arterias de la ciudad, la avenida del Ejército (situada para más inri junto a la Ciudadela), por el de la reina Catalina de Foix. La avenida del Ejército pasará a llamarse Catalina de Foix
Otros ofendiditos. Lo de los nombres de las calles da para una tesis. Supongo que al oír ejército les vienen a las mientes Franco y sus secuaces, el duque de Wellington contra Napoleón, los tercios en Flandes, o las actuales fuerzas armadas españolas que tanta urticaria provocan en algunos. O todos ellos al mismo tiempo. Un ejército de vecinos de esa avenida es lo que tendrían que soportar en sus carnes cuando aquellos tengan que molestarse en modificar su dirección en entidades bancarias, compañía de gas, de luz, de teléfono, etc.

Photo by JESHOOTS.com on Pexels.com
Siguiendo con el tema urbano, recuerdo ahora los semáforos inclusivos y paritarios que puso el ayuntamiento de Madrid. Tuvo que llegar Manuela Carmena al consistorio para que nos diéramos cuenta de lo ofensivos que eran los muñequitos de toda la vida, el que está parado y rojo y el que está caminando y verde. Menos mal que con ella los muñequitos van en parejas LGTB. Yo, por mucho que me esfuerzo, solo veo muñequitos como los de antes o con faldas. Que tiene coña que para hacer ver que el muñequito es mujer (sin entrar en si es mujer hetero, homosexual, bi, trans, etc.) le pongan faldas. ¿Esto es paritario? ¿La falda es identificativa de la mujer? ¡Eso es intolerable! El muñequito de siempre era mucho más inclusivo. Pónganle ustedes los aderezos que quieran: gafas, piercings, tatuajes, tejanos, chándal, uniforme de gala o vestido de lagarterana. Es minimalista para que todos/todas/todes/todxs nos sintamos reflejados/as/es/xs (de esta otra plaga de lenguaje inclusivo hablaremos otro día). Porque ¿acaso las personas obesas no se sienten discriminadas? Los muñequitos tienen una talla socialmente aceptada, y eso no es de recibo. ¿Para cuándo un muñequito con barriga cervecera? Ya puestos, que hubieran puesto semáforos para todos los colectivos: muñequitos gordos, altos y bajos, en silla de ruedas, ancianos y jóvenes, negros, orientales (dejemos de llamar «los chinos» a los bazares multiprecio, es de un xenófobo de manual), de Europa del Este, americanos. ¡Ah, y ciegos, con su bastón y todo!
Madrid instala permanentemente semáforos igualitarios, paritarios e inclusivos
Por cierto. ¿A ningún ofendidito lumbrera se le ha ocurrido aún cambiar de nombre a la ONCE? Sí, la Organización Nacional de Ciegos Española. Para empezar, nacional y española suena muy, pero que muy facha. Debería ser Organización del Estado de Personas con Discapacidad Visual, la OEPDV, o algo por el estilo. De nada, se lo cedo. Ah, y las Reales Academias (la de Bellas Artes, la de Historia, la Española, que es la de la lengua como todos sabemos) no deberían llamarse así. ¿Qué es eso de «real academia»? Los republicanos de este país deberían montar en cólera. Venga, ya estamos quitando el epíteto monárquico a la de ya.
Si es que hay ofensas hasta en la comida. La paella, ¿no es pa él también? El brazo de gitano, ese postre de delicioso bizcocho enrollado, es una ofensa gravísima para el colectivo gitano, por favor. Y el queso de tetilla debería ser retirado del mercado, por mucho consejo regulador y denominación de origen protegida que tenga, o por lo menos que lo hagan plano, no con protuberancia. ¡Están cosificando a la mujer, y encima ofenden a los intolerantes a la lactosa!
Bueno, bueno, y menos mal (ahora que se acercan fechas navideñas) que en los colegios públicos ya no se ven crucifijos ni belenes. Eso sí que era un tortazo en toda la cara para todos los que no son de fe católica ni de ninguna fe en concreto. Menos mal que alguien inventó lo del solsticio de invierno para no tener que hablar de vacaciones de Navidad. Eso sí, después viajamos a Tailandia, a Marruecos, a Egipto o a Rusia y nos sacamos bien de fotos con todos sus templos, símbolos, dioses, etc. sin pedirles, ni por asomo, que los quiten de ahí, que nos ofenden porque no creemos en ello.
En fin, voy a leerle a mi hija el cuento de Los tres cerditos antes de que a los de PETA les dé por cambiármelo porque el lobo, ese animal en peligro de extinción y antepasado de nuestros queridos perros domésticos, sale muy mal parado en esta historia. Pobre lobo. Esto no pasaría si el lobo de los cuentos hubiera sido vegano desde el principio. Como el emoji de la ensalada. Ofendidita me hallo.
Pingback: A vuelta de correo | Amalbamblú