Este año me he portado muy bien. He tenido la casa limpia y ordenada, he practicado nuevas recetas de cocina, y todo ello sin descuidar mi trabajo fuera de casa. No he esperado nunca un agradecimiento por parte de nadie, todo lo he hecho porque era mi deber y mi rol. En el trabajo, no he sentido rabia porque mi nómina siga siendo rácana. He seguido saliendo de fiesta con mis amigas, y hemos sido buenas, Reyes Magos, muy buenas, porque hemos tenido la precaución de acompañarnos a casa, mandarnos un mensajito de «ya he llegado» en el grupo de WhatsApp e incluso irnos en taxi y hacer esperar al taxista hasta que entramos al portal. Hemos tenido cuidado también con la elección de la ropa. No nos hemos puesto mucho maquillaje, y las camisetas escotadas y las faldas muy cortas las hemos donado.
He hecho mucho deporte este año, porque las chicas, ya se sabe, debemos mantenernos en forma. La flacidez, la celulitis y el culete caído no podemos permitírnoslos. A ver si Sus Majestades se estiran un poco y me toca la lotería, porque las cremas antiarrugas buenas son muy caras, y pasados los treinta ya toca cuidarse. Ustedes igual no lo entienden porque son ancianos y varones.
Ahorraré un poco más para pagarme el gimnasio, uno que está muy cerca de mi casa, porque ya no quiero salir a correr por ahí sola. No es por nada, es que una chica, Laura (DEP) me ha enseñado que no hay que salir a correr por ahí sola. Puede matarte.
También he sido buena porque, cuando he salido de fiesta, no he bebido nada de alcohol. Lo primero, porque hace engordar un montón, y también porque estando serena y sobria tengo más claro con quién no debo juntarme. El sábado pasado había unos chicos muy majos en el pub pero no me atreví a seguir hablando con ellos por si sugerían ir a un portal para estar más tranquilos y yo acababa saliendo en las noticias.
Les cuento además que he cancelado un viaje a Marrakech con mi mejor amiga. Nos íbamos a ir con mochilas y un montón de ilusión, pero dos chicas escandinavas nos han enseñado que no podemos ir por el mundo cargadas de ilusión a conocer sitios nuevos porque podemos acabar degolladas.
Y creo que eso es todo, Sus Majestades. Ustedes son vetustos y sabios a rabiar. Verán que he hecho lo que debía. Ahora viene el regalo que les pido este año. Solo es una cosa, y además no es para mí sola. Hasta en eso soy buena, no soy nada egoísta.
Pido que nos dejen en paz. A las mujeres, a las niñas, a las jóvenes. Q u e n o s d e j e n v i v i r e n p a z.
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