Guía láctea

Reconozco que soy bastante urbanita, y no me atrae demasiado la convivencia con cuadrúpedos y otros animales. Sin embargo, de vez en cuando hay que salir de la rutina y acercarse a la naturaleza, y eso es lo que hice con mi familia y unos amigos este pasado sábado. Cerca de Pamplona hay una explotación ganadera de vacas lecheras. La leche que se ordeña pertenece a un grupo de producción integrada muy conocido en Navarra, pero no diré la marca. Lo interesante, al margen de preferencias y de nombres, es que ofrecen visitas guiadas a su granja. Mis amigos hicieron la reserva para todos a través de su página web. La visita cuesta muy poco dinero, y se puede elegir el horario (hay dos visitas cada día).

close up of milk against blue background

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Éramos un grupo numeroso y con muchos niños pequeños. La primera grata sorpresa es que estos últimos, si no son demasiado pequeños, pueden ir con una de las guías de forma separada, de modo que disfrutan de la granja y sus moradoras blanquinegras sin aburrirse -y sin «molestar» a sus padres, dicho con todo el cariño, ya nos entendemos. Así, los adultos van con otra guía y, durante casi hora y media, escuchamos atentamente las interesantes explicaciones sobre cría del ganado, alimentación, propiedades de la leche, fases de la producción, ordeño, etc. Todos estos aspectos referidos a esta granja en particular, porque ellos hablan de su día a día y de su trabajo, como es lógico, y se nota por lo bien explicado que queda todo.

Previamente a que los peques de marcharan con su guía, estuvimos todos dando de comer a las terneras. Primero tímidamente, después algo menos, todos cogían hierba y se la arrimaban a las vaquitas. Les acariciamos la frente, muy suave, y alguno que otro se llevó un lametón. Me parece muy enriquecedor que nuestros niños, tan ajenos casi todos a la vida de campo, vean, aunque sea a su manera infantil, todo lo que implica tener un vaso de leche en la mesa. Mis hijos, desde luego, disfrutaron mucho, igual que alguna vez que hemos ido a visitar una granja-escuela, donde hay más variedad de animales, obviamente.

Con la visita nos obsequiaron a cada uno con un litro de leche, y nos dieron a degustar yogures de su marca, hechos también con la misma leche. Lo de menos fue eso, desde luego, ya que con lo que vimos y aprendimos fue más que suficiente. Quiero destacar la amabilidad del personal y lo hermoso del entorno, además: verdes prados y un silencio acogedor. A mí, que me encanta la leche, me resultó un día fantástico, sin duda.

Ombliguismo

Hace ya un tiempo de mi último escrito, y no han faltado noticias «susceptibles» de tener una entrada en este blog. Porque, madre mía, entre sentencias judiciales, manadas, partidos políticos emergentes, Brexit, chalecos amarillos y otras historias de la actualidad, material no me falta. Pero como una tiene predilección por las noticias curiosas, si además estas tienen como componente un tema lingüístico, pues ya tenemos de qué hablar.

Abunda actualmente un mal que en realidad es más viejo que la tos, y no es otro que el ombliguismo. La palabra no está aceptada, pero tiempo al tiempo. ¿Pues no van los de la Generalitat y exigen a la casa Playmobil que etiquete sus juguetes en catalán? Aquí, la noticia en cuestión: La Generalitat de Catalunya quiere imponer el catalán a los ‘clicks’ de Playmobil

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