No hace ni una hora que, de pronto, mi hijo de siete años me ha dibujado el símbolo @ y me ha preguntado (o más bien quería confirmarlo) si eso valía como la o, la a y la e juntas. Su tutora se lo había dicho. Y también tienen carteles en clase de mates para guiarles con los problemas, como que si el problema dice «entre los/las dos» significa que hay que sumar. Mi respuesta primera ha sido apagar la tele, mirarle a los ojos y decirle que su profesora no tiene razón y miente. El signo @ no es lingüístico. Lo que muchos le han atribuido no tiene fundamento científico (sí, la lingüística también puede llamarse ciencia). Entre su padre y yo hemos tratado de explicarle, para sus siete años, que el castellano tiene en el masculino plural la marca de ambos géneros. Le he puesto un ejemplo que mi profesor Ramón González nos dio en la universidad. La palabra ‘día’ es, frente a ‘noche’, el término no marcado, porque ‘día’ significa ‘día = horas diurnas de luz’ pero también significa ‘día + noche’, 24 horas. ‘Noche’ solo significa ‘noche’, es el término marcado.
Así, ‘chicos’ es el término no marcado frente a ‘chicas’. Chicos puede ser sólo los chicos, o puede ser chicos + chicas. En cambio, chicas siempre será ‘chicas’.
Mi hijo lo ha entendido. Le he recalcado que si algún profesor le fuerza a desdoblar los géneros, que me lo mande con un lazo, que tendremos una charla. Lo sé, estoy en una batalla perdida, pero me niego a dejar de luchar.