Comer la última croqueta del plato, la que nadie se atreve a coger, esa: para mí, ¡ñam!
Estar en la cola del supermercado, ver que en la otra caja se avanza más rápido. Ser fuerte para no cambiar de caja, y descubrir finalmente que sí, que la que tú elegiste ha sido en verdad la más rápida.
Que alguien te deje pasar antes en la cola del supermercado porque ha visto que solo llevas dos cositas.
Encontrar aparcamiento a la primera. Llegar y ya.
Aparcar en dos maniobras de nada cuando te está mirando una cuadrilla de expectantes señores que piensan a ver si la cagas porque eres mujer.
Dejar fundir en la boca una pastilla de chocolate del bueno.
Devorar un huevo frito con la única ayuda de un buen trozo de pan y los dedos.
Encontrar dinero en un bolsillo de un pantalón que no te ponías desde hace tiempo.
Cantar un temazo a grito pelao y bailar como una posesa en compañía de tus amigas en un bar abarrotado con la música atronando, porque te da igual, nadie te oye desafinar, y es como si estuvierais solas en ese bar.
Llegar a casa a las horas de cenar y descubrir que alguien ha hecho tortilla de patatas y solo tienes que sentarte y comer.
Entrar en el servicio de un bar y que esté limpio, huela bien y además haya papel de sobra.
En el momento de pagar algo en una tienda, juntar toda la calderilla que llevas en la cartera y ver que tienes el importe exacto.
Recoger del suelo un papel que alguien acaba de tirar, pasar por delante de ese alguien y depositar el papel con suma delicadeza en la papelera que está a cinco metros de ese alguien.
Al comer un trozo de pastel o de bizcocho cortado en forma de triángulo, empezar siempre por la parte ancha del triángulo y dejar la puntita para el final. Siempre.
Ir al campo, tumbarte en la hierba y escuchar los cri-cri, los pío-pío, y el run-run de un río.
Los cinco minutos de propina que te concedes después de sonar el despertador.
Leer cualquier cosa publicada en redes sociales y que no contenga ni una sola falta de ortografía (y ortografía incluye también acentuación y puntuación), y tampoco contenga @ ni «x» cuando aparezcan plurales de género.
Poder manejar en exclusiva el mando a distancia de la tele.
Salir de la peluquería con una sonrisa porque te han hecho exactamente lo que pediste. ¿A alguien le ha pasado esto?
Estar leyendo algo divertido en un sitio público, que te dé la risa floja y nadie sepa de qué te ríes.
Explotar las burbujitas del papel de embalar.
Tener un chupa-chups en la boca y cambiarlo de un lado al otro y tocar el bulto que hace el caramelo en tu moflete, paf, paf, qué guay.
Dormir en una cama recién hecha.
Decirle a alguien que intenta colarse «perdona, yo estaba antes», y que el resto del personal lo corrobore: «sí, sí, ella estaba antes».
Celebrar el gol de la victoria que se ha producido en el último minuto del partido.
Ir a una revisión de la vista y que no te hayan aumentado las dioptrías.
En la playa o en la piscina, quedarse flotando en el agua y cerrar los ojos.
Comer un bocadillo de jamón después de nueve meses sin probarlo (véase toxoplasmosis).
La sensación de un viernes con el fin de semana por delante.
Que gente a la que aprecio me diga que le gusta mi blog.
GRACIAS.