Todavía no me puedo creer la horrible pesadilla sufrida por decenas de pueblos y miles de personas aquí en mi tierra de Navarra en la última semana. El fatídico 15 de junio, mientras en Zamora empezaba a arder la sierra de la Culebra, reserva de la biosfera de la Unesco, aquí desalojaban a los monjes del monasterio de Leyre por un incendio provocado por un rayo en la sierra homónima, que amenazaba, y mucho, con llegar hasta los muros de tan emblemático lugar. El horror se avivó tres días después en otros puntos.
Era el sábado 18 de junio a la hora de la siesta. Me llegaban varios mensajes al móvil porque las noticias nos sobresaltaban a todos: fuego en Obanos, Muruzábal, Olleta, Legarda. Pueblos de la zona media de Navarra, pueblos agrícolas muy cercanos a Pamplona. No tardaba en llegar la noticia del desalojo del parque Sendaviva, más de 2500 personas abandonan un día de diversión en familia sintiendo el humo y las llamas muy cerca. El fuego empezó en las Bardenas, muy próximas al parque de atracciones y reserva de animales. La gente en redes sociales sufría no solo por las personas afectadas sino también por esos animales que hubo que evacuar en tiempo récord. Durante todo el fin de semana seguíamos con el corazón encogido las noticias que SOS Navarra y otras cuentas oficiales en Twitter iban actualizando.
Todo el tiempo que ha habido que pelear por extinguir el fuego hemos tenido en mente a las dotaciones de bomberos, que vinieron también de otras comunidades, al ejército, a los agricultores que han estado trabajando para hacer cortafuegos, voluntarios y vecinos de un sinfín de pueblos, a la Cruz Roja. Llegará el momento de pedir responsabilidades por la falta de previsión ante una ola de calor sin precedentes, o de preguntarse por qué no se dota de más recursos y personal la prevención de incendios durante todo el año, no solo ahora.

En Navarra han ardido más de 10.000 ha. Es el equivalente a 14.000 campos de fútbol, pero apenas se ha mencionado de pasada en las noticias nacionales. Creo que si no existiera Twitter más de uno no se hubiera hecho ni enterar (también por Twitter han circulado bulos infundados, menos mal que atajados a tiempo). A día de hoy ya se han quemado más de 30.000 ha en Zamora. Eso es tres veces la superficie de Navarra. Tres. https://www.laopiniondezamora.es/zamora-ciudad/2022/06/21/manifestacion-zamora-incendio-sierra-culebra-67460521.html
Zamora y Navarra son dos sitios alejados entre sí (las capitales distan entre ellas 430 km) pero tienen casi la misma superficie: 10.561 km2 Zamora y 10.421 km2 Navarra. Sin embargo, la provincia castellanoleonesa tiene 169.000 habitantes y Navarra 661.000, que es casi cuatro veces más. Cifras aparte, las tragedias no entienden de datos y afectan igualmente a sitios de renombre o a provincias chiquiticas. Todo lo quemado tardará en recuperarse, y si no queremos que vuelva a repetirse algo así ni aquí, ni en Zamora, ni en ningún otro lugar de España, habrá que dotar convenientemente de recursos contra el fuego, limpiar el monte, poner medidas, no sé, lo que sea que haya que hacer, que yo me reconozco ignorante en esas cuestiones.
Solo sé que en esta tierra todo el mundo tiene un amigo, un conocido, un pariente, en tal o en cual pueblo. Habremos pasado mil veces por muchos de ellos, los hemos visitado, hemos estado en sus fiestas patronales, nos hemos sacado fotos en sus ruinas, su iglesia, sus bosques o su monasterio. Oír el nombre de cualquier pueblo de Navarra, a los que somos de aquí, nos suena igual que oír el nombre de una persona querida. Porque es fácil encontrar un vínculo con ese lugar, porque lo conocemos o sabemos de alguien que tiene relación con él.
Tenemos las fiestas más grandes del mundo a la vuelta de la esquina, pero se nos ha apagado bastante la alegría con todo esto que hemos vivido. Les dejo un enlace a un medio local por si quieren saber más: https://www.diariodenavarra.es/noticias/navarra/2022/06/22/10-000-hectareas-arrasadas-navarra-532191-300.html
Por último, espero que reine la cordura la noche de San Juan y a nadie se le ocurra encender su fogatica. Son muchos los ayuntamientos que ya han prohibido las hogueras, pero inconscientes los hay por todas partes. Por desgracia para todos.